viernes, 19 de septiembre de 2014

Vengan a alimentarse de mi pecho

Vengan a alimentarse de mi pecho. Cuando se pierde el interés, se pierden los miedos, se pierden los instintos de conservación, se pierde, pero también se gana, se gana en inmunidad, se gana en independencia, se gana en tristeza. Demasiada actividad puede hacernos olvidar de la esencia, de las raices que sostienen nuestros vaivenes. Hasta acá llegué, ya nada me interesa, sólo una auténtica ráfaga tibia podrá ablandar mi actitud, porque estoy famélico de autenticidad. Es esto lo que me mantiene encerrado en un cubo. Y por eso ofrezco mi pecho, porque en él no hay nada para mí, es para los demás. Es el fruto que cae del árbol, el fruto humano, el amor para dar. El árbol no se alimenta de su propio fruto, la madre no se alimenta de su propia leche. Entendamos nuestra naturaleza de rompecabezas, somos piezas de una imagen global. ¡Busquemos cómo encastrar! ¿Y qué si nadie llena tu huequito? ¿Qué si quien llena tu huequito decide probar nuevos huecos? Este es un viejo problema conocido pero su solución parece no ser tan simple. Al menos Yo estoy sufriendo por mi falta de solución. El poder del anclaje de las ideas y pensamientos al escrito es una mecha encendida para dinamitar los bloqueos. A esto Yo apuesto incesantemente, es una estrategia desconocida para muchos. ¡Haz uso! Y mientras tanto ¡Vengan al festín! Vengan a cortar y mordisquear con saña la carnosidad que ofrece mi corazón; como aún late podrán también beber su jugo, beber de mis malestares, de mis tristezas, juguetear con mis llagas. No se preocupen hermanos, esta vez el karma corre por cuenta de la casa. Esto es un experimento de canibalismo ¿Qué te detiene? ¿Una ley, una consecuencia? Sólo el amor, sólo la conexión, sólo la empatía pueden ser las anticausas auténticas. Por eso ¡Vengan a revolverme! Vengan a manosear mi sensibilidad, a causar desangre, a desgarrar mi fruto. Háganlo ahora, mientras esté con vida. Mañana sólo seré una flecha al futuro.

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